Este sol de mañana otoñal, amor, besa suavemente las hojas de los miles
de castaños de este bosque. Su luz se filtra entre las ramas y se
difumina en la alfombra de la fronda de colores ocres amarillo, rojizo,
dorado, verde tierra, restos de hojas secas y vainas nidales de espinas
que contienen el fruto apetecible de los castaños, en la vereda por la
que me muevo, por la que transito.
Quisiera ser un pájaro de
cristal, amor, que surque el infinito de los cielos y que los rayos del
sol se descompongan en mí en perdurable arco iris de luz y percibir la
transparencia de esa luz y el silencio de los sonidos en la mañana; la
serenidad de mi alma así transportada en la completa y verdadera
libertad.
©Antogar (noviembre, 2017)
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