jueves, agosto 03, 2017

PREMIOS MEDALLA DE EXTREMADURA



SOBRE LOS PREMIOS MEDALLA DE EXTREMADURA
En el año 1986 se instituyeron los Premios de la Medalla de Extremadura para resaltar lo que muchas personas e instituciones hicieron y hacen bien en sus oficios, privados y públicos destacando por sus méritos o en beneficio de la comunidad desde diferentes ámbitos: culturales, sociales, políticos, económicos, etc.
Pero con el tiempo tienden a convertirse en algo rutinario, en algo acostumbrado llevados por la inercia de su propia creación a los que hay que dar fehaciente cumplimiento sin importar los fines originarios de su creación. No importa a quién o quienes se les otorgue sólo importa el hecho de concederlos. Nada de reflexión. Y valdrá cualquier justificación que provenga de intereses partidarios para dar el beneplácito oficial a su concesión. Todo menos declararlos desiertos o incompletos a riesgo de caer en la mediocridad más patente y ominosa.
En las ediciones que van, es fácil deducir que son varios los que sobran en su concesión y muchos más los que no están entre los que lo merecen (léase este año el escritor placentino Gonzalo Hidalgo para el que se había pedido su concesión); no cabe duda de que si las concesiones se hicieran de una manera más reflexiva y estudiada, los resultados serían hoy día más ecuánimes, más ponderados, más justos. Todo ello en aras de la consecución de los fines para los que fueron creados.
 Estos premios son el referente de la ostentación de una práctica poco prudente y nada pudorosa de los políticos de turno, de las comisiones que los otorgan y del presidente de turno de la Comunidad que los sanciona en último término. Son celebraciones que más que ensalzar los supuestos méritos de los premiados, tienden a convertirlos en farisaico boato y exhibición de impostada probidad.
Por ello, me permito sugerir que se refrenen las aprobaciones y se reflexione más sobre todas las inercias y descuidos que necesitamos corregir en sus concesiones y celebraciones y ahóndese en los fundamentos objetivos que deben llevar a su beneplácito aún a riesgo de no encontrar, en un momento determinado, a nadie que pueda ser merecedor de tal distinción.
© Antogar 17

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