domingo, septiembre 28, 2014

UNA REALIDAD, UNA VERGÜENZA



Una vergüenza. Eso es lo que vivimos en estos momentos, en estos años- que ya duran una eternidad-, sufriendo la lacra de una crisis que nadie reconoció. Durante muchos años ya la desesperanza anida en el corazón y el alma de millones de personas que ven como no se atisban soluciones a los problemas que les perturban día a día, año tras año. Millones de personas que sufren la flagelación- azotes que como Jesús afrontó física y moralmente- de los recortes, el paro, etc, como una plaga bíblica,- después de las alabanzas y batir de palmas hacia políticos mientras meneaban el árbol de la abundancia´- en la que cada anochecer presagia un peor amanecer porque todos, por omisión o comisión, metieron la mano- una o las dos, y hasta los pies-  donde no debieron, lavándoselas luego y no sólo las manos sino todo el cuerpo, mirando hacia otro lado. Cada día se descubren manejos políticos, casos de corrupción, jóvenes preparados que tienen que salir, pasaporte en mano, a otros países para poder labrarse un futuro, etc.
Todos esos “pilatos” participaron  en la “Pasión” de millones de “nazarenos” que cargados con la cruz de sus miserias, de su dolor, de su desesperación, suben cada día por estrechas callejuelas bajo los azotes del hambre, desesperanzas y desdichas hacia la cumbre del Gólgota, donde sólo ven clavos, cruces, sangre, angustia.  Y cada uno arrastrará su pasión, mientras profieren palabras, a imitación del Maestro. “Quiero un trabajo”. “Tengo hambre” pero no el “perdónales porque no saben lo que hacen” porque-piensan- sí sabían lo que hacían. Esa simonía que practican con las imágenes del altar sagrado del oro y la plata de todos, de lo público; sí sabían lo que hacían Ni “hoy estarás conmigo en el paraíso” porque el paraíso que conocen hace referencia a los paraísos fiscales donde ponen a buen recaudo todos los denarios que percibieron en compensación por su traición al igual que Judas, aunque ninguno llorará su culpa y menos devolverá las treinta monedas ni se ahorcará aunque sea políticamente por su felonía.

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