Esta vez la ruta fue por tierras de Badajoz y Portugal. Los días 25 y 26, fin de semana, con un tiempo bueno y algo más baja la temperatura.
DÍA 25 DE ABRIL
La Autovía Ruta de la Plata nos lleva hasta Mérida, para enlazar con la Autovía Nacional V hasta Badajoz. Nuestro primer centro de visita fue la localidad de Olivenza, hoy símbolo de diálogo entre las culturas española y portuguesa. Visitamos en primer lugar el recinto -castillo del Alcázar con una gran torre del homenaje a la que se accede a través de rampas. Desde lo alto la vista se pierde en derredor por las llanuras de Portugal y España. El Alkázar alberga en su interior uno de los más importantes museos etnográficos de España. El recorrido comprendió también las visitas a la iglesia de la Magdalena, las Puertas de Alconcher, los Angeles, Puerta del Calvario, Plaza de España, Plaza del Ayuntamiento con la fachada del palacio consistorial. Degustamos la famosa técula-mécula y a media tarde emprendimos la ruta hacia Badajoz capital.
Badajoz, su parte antigua, la recorridos en la tarde noche de este primer día 25 de abril. Entrando por la Puerta de Palmas accedimos a la Plaza de Minayo donde está la Iglesia de Santiago para continuar hasta la Plaza de España donde visitamos la Catedral de San Juan Bautista, la fachada del Ayunamiento y el Monasterio de Santa Ana. Continuamos hacia la Plaza Alta, en proceso de reformas, La Alcazaba y otros. Ya de noche terminados la ruta yéndonos a descansar al hotel.
DÍA 26 DE ABRIL
A las nueve de la mañana emprendimos ruta hacia Portugal por la Autovía. Pasado Elvas fuimos en dirección Borba para llegar a la localidad de Vila-Viçosa, población asentada en una planicie en las laderas orientales de la sierra de Borba. Destaca en ella el Palacio Ducal, ejemplar único de la arquitectura manierista, impresiona. Su fachada, de estilo clásico, líneas sobrias y rigor geométrico, está revestida del mejor mármol de la región, el rosa dorado, lo que le da un toque de cuento de hadas a su sobriedad monumental con un interior opulento; el Castillo fortificado, rodeado de un gran foso y donde habitaron tres dinastías de los Condes de Bragança. Posee Villa Viçosa varias iglesias y conventos, de los cuales se destacan el Convento dos Agostinhos, su iglesia y el Panteón dos Duques, el Panteón das Duquesas, el Convento das Chagas, la Iglesia de Santa Cruz, el Convento da Esperança, la Iglesia da Lapa y la Iglesia da Nossa Senhora de Conceiçao.
Proseguimos camino hacia Monsaraz. Sobre una colina elevada se asienta el pueblo de Monsaraz, contenido por sus murallas en zona regada por el Guadiana, lugar de privilegio en la llanura del Alentejo portugués. Su fortaleza-castillo, murallas, iglesias, calles y casas están fabricadas pon piedra pizarrosa y pareciera que emanaran un cierto misterio. Numerosos dólmenes pueblan esos lugares alentejanos en la raya o línea que el Guadiana fronteriza con España. Merece la pena ser visitado.
Por la tarde seguimos la ruta hacia la frontera por Villanueva del Fresno, Alconchel, Olivenza y Badajoz camino de Cáceres y Plasencia lugar de origen.
Han sido dos jornadas intensas, apretadas, pero que, los dos matrimonios que íbamos, hemos disfrutado a tope. Conviene repetir de vez en cuanto estas sensaciones.
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