"Al cabo de los años he observado que la belleza, como la felicidad, es frecuente. No pasa un día en que no estemos, un instante, en el paraíso."( Borges. Los Conjurados).
Esto escribe J.L.Borges en el prólogo a Los Conjurados. Frase de mirada necesariamente positiva susceptible de repetir y que tiene más sentido cuanto más tiempo pasa, sobre todo la primera parte de la misma. También el segundo aserto no es nada banal. Un solo momento en el paraiso vale todos los infiernos -aunque al cabo del día haya más infiernos que paraisos- y si continuamente estamos siendo arrojados o desalojados de los momentos de felicidad, no es menos cierto que indefectiblemente estamos volviendo a él o pasando por él como si de una ruleta incesante se tratara. Lo interesante es saber cual será el resultado en el último momento: si será el infierno o el paraiso.
Al cabo del tiempo habremos observado mucha belleza y habremos tenido momentos felices, es decir, estados del espíritu que nos han proporcionado placer aunque éste haya sido efímero, hayan sido instantes que nos han deleitado y que su valor es que pueden permanecer en el recuerdo.
Al cabo del tiempo habremos observado mucha belleza y habremos tenido momentos felices, es decir, estados del espíritu que nos han proporcionado placer aunque éste haya sido efímero, hayan sido instantes que nos han deleitado y que su valor es que pueden permanecer en el recuerdo.
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