Para que tú me oigas,
después de una fiesta
el camino es doblemente largo.
Mis palabras
se adelgazan a veces;
después del poema la página
que resta es de infinito blanco.
Miro lejanas mis palabras,
después de los besos el cuerpo
todo lo llenas tú, todo lo llenas;
después de tu voz el silencio
todo lo ocupas tú, todo lo ocupas.
Y después de escribir es mi existencia,
para tus blancas manos,
camino frío y sin sonido.
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