domingo, abril 15, 2018

CEREZOS


El Valle del Jerte en estas fechas se convierte un año más en una espectacular alegría paisajística gracias a los miles de cerezos florecidos. Pareciera que cada año se hiciera realidad una razón de amor como la de Abderramán que para curar la tristeza de su amada hizo plantar en Córdoba almendros para que no añorara la nieve.
Esto es lo que ocurre aquí con la nevada floral en cada primavera; alguien llevó su enamoramiento a este lugar y lo cubrió de cerezos para que compitiera, haciendo sombra, a la albura de la nieve que encanece las cimas del Valle.
Estamos anhelantes de estos días de primavera, de flores y nieves, de blancos y verdes, de cascadas y cantos que, bajo el manto del azul intenso, no pueden ser más hermosos y gratos para este entorno paradisíaco.
Y aunque abril haga este año honores al refrán “en abril aguas mil” y vierta cántaros de agua y nieve, nunca irá en contra de su propia esencia primaveral, siempre viene con ternos luminosos que harán más atrayentes las claridades de sus días.
¡Gracias, abril!, tráenos pronto esta realidad envidiada, porque tú sabes dónde está la pasión, porque aquí, en este valle de sueños, tienes asegurado el espectáculo de la floración. Tú pones el tiempo, el valle pone la belleza. ¡Qué paz aquí, en abrazos de enamorado, en tardes misteriosas! Sobre mí tu luz, sobre mi cuerpo tu brisa y sobre los cerezos la sonrisa.
©Antogar 2018

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