lunes, marzo 20, 2017

INSTANTES




He recorrido el Valle del Jerte en primavera una vez más. Cada año disfruto del espectáculo del cerezo en flor. Suena a tópico ya esto, pero es algo que no se puede dejar de hacer en estas fechas. Hoy ha sido un día luminoso.
Duerme el cerezo su invierno mientras en las cumbres del Valle la nieve brilla en su profundo color que reverbera en luz. Vela y arrulla su sueño la danza grácil del agua de arroyos y gargantas que en chorros melodiosos fluye por todos los rincones del valle. Las gargantas Marta , Las Nogaledas, El Caozo, Los Infiernos, etc se desmelenan entonando su canción viajera acompañadas de los hilos de los manantiales que las nutren y de los trinos melodiosos de los pájaros que juguetean columpiándose en las ramas, dando la bienvenida a la primavera que hoy comienza. Ya las trepadoras se abrazan a los árboles muertos para vestirlos con su verdor Es la espera necesaria para que se produzca el milagro de la floración.
Es el momento de la creación. Ha tomado ya la esencia el cerezo, la luz en la sabia de la sangre. Siente ya que va creciendo la vida en él, la textura, estrella alba, el goce al límite, explosión pulcra, estallido en blanco. Pureza total y naturaleza abierta e inmaculada; perfección de mente y espíritu como signo de la propia creación del universo. Odiseo contemplaría este loto y moraría aquí para siempre.
 ©Antogar

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