LAS OTRAS
SIEMPRE NAVIDADES
La Navidad es humildad, la humildad del pesebre, de
la inocencia, del establo donde nació Jesús, la de pastores,
leñadores, lavanderas, labriegos, …que acudieron a presenciar el fausto
acontecimiento. La Navidad está dentro de cada uno y se representa en cualquier
momento de cada día, de cada año, de cada vida y se personifica en cualquiera,
en cualquier parte del mundo porque la llevamos dentro ya que somos parte del
inmenso nacimiento que es la creación
La Navidad no es nada más
que una manera de mirar el mundo con los ojos de la niñez, el retorno a un
tiempo ingenuo, a un territorio infantil en el que todo lo veíamos era verdad.
Es como un telón que se levanta para ver un teatro que desearíamos que no
acabara nunca. Pero no; estamos constantemente en otro espacio en el que
suceden multitud de desgracias, muchas de las cuales están producidas por el
propio hombre, por una parte de la humanidad. La otra parte se esfuerza en
neutralizar esto con su ayuda y solidaridad: donaciones para combatir
enfermedades, esfuerzos materiales en favor de otros, ayudas humanitarias,
etc., que hacen que en todo tiempo se ocasionen navidades, esas otras
natividades que nos regocijan y alborozan el alma. A este respecto traigo aquí
un texto que escribí hace más de veinte años sobre la donación de sangre, sobre
mi primera donación.
“Mi
cuerpo fue concentrando todo su esplendor azulado y mostró dadivoso el árbol
ramificado de mi brazo, agrupando ansiedades, miedos y angustias,…Un resplandor
inundó todo mi cuerpo de luz, luz azul que en enigmática danza convertía mi
rostro en mil canales por donde fluían todas mis necesidades.
Los
dedos se me escapaban, ávidos, y mi carne languidecía como mariposa nocturna
cerrándose en el tibio espejismo de una noche laberíntica que se perdía por los
infinitos capilares de mi geometría, reflejando el neón en todos los poros de
mi piel.
Torturé
mis dientes y supliqué ayuda por cada resquicio de mi ser. De pronto una mano
suave y tersa se posó sobre mi brazo palpando los sarmientos azules de mis
venas. Mi conciencia pareció dibujar un anchuroso camino por donde llegaba un
bálsamo de amistad y placidez.
Y,
mientras los fulgores de un rayo abrían mis venas, yo desnudaba con deleite el
cuerpo de mis sentimientos hasta que la satisfacción de lo que anhelaba para
los demás trasformó mi estado primigenio en mariposas de colores que me
hipnotizaban.
Fluían
mis deseos con el tiempo que pasaba a la vez que se vaciaban mis vasos y…el
resplandor azul aquel, como un fuego temporal, se tornó en rojo sentir, en
latido de ser vivo deseoso de morar, en veloz y creciente carrera, en algún
semejante necesitado de mi ansiedad y de su fuerza sin saber yo dónde se
encuentre, ni quién sea.
Sólo
me llevé de este trance el degustar el fruto privilegiado, el paladear
armonioso del caldo que alegrará la necesidad sentida por quien carece de él y
que nunca sabrá de mí.
De
las restantes veces que ofrecí mi brazo, sólo esta última sensación experimenté
cuando lo hacía”.
Posiblemente, cada vez que
lo hice asistí, sin saberlo, a un nuevo nacimiento, a una nueva natividad.
A pesar de todo y
precisamente por eso, en este día quiero desear a todos UN FELIZ DÍA DE
NAVIDAD. Esta noche es Nochebuena.
Que tengáis unas felices Pascuas de la Navidad.
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