domingo, julio 24, 2016

LA LAGUNA NEGRA SORIANA

LA LAGUNA NEGRA (Soria)
Desde que A. Machado, allá por el año 1910 visitara esta laguna para recorrer las fuentes del Duero en las cumbres del Pico Urbión, el destino de uno de los lugares más bellos de la provincia de Soria: la Laguna Negra, un embalsamiento natural de origen glaciar y aguas verdosas al que, desde que el poeta lo colocara en los versos trágicos de su romance ‘La tierra de Alvargonzález’, la gente llega queriendo escuchar también el eco de un crimen horrible. O interpretar los reflejos misteriosos que parecen querer revelar un secreto que solo la luna y los lobos conocen de primera mano.
Hoy hemos viajado hasta este lugar mi mujer y yo, llevando en la cabeza esta historia contada por un viajero a Machado camino de Vinuesa. A poco que uno se preste a desplegar la imaginación, verá vagando entre los pinares las sombras funestas de los hijos traidores de Alvargonzález arrastrando el cadáver de su padre hasta la Laguna. Y esta parece devolver desde su fondo los versos del romance de Machado “ el que la tierra ha labrado, no duerme bajo la tierra”, resonando una y otra vez en el circo glaciar sobre los recios murallones graníticos.
“Llegaron los asesinos
hasta la Laguna Negra,
agua transparente y muda
que enorme muro de
piedra,
donde los buitres anidan
y el eco duerme, rodea;
agua clara donde beben
las águilas de la sierra,
donde el jabalí del monte
y el ciervo y el corzo abrevan;
agua pura y silenciosa
que copia cosas eternas;
agua impasible que guarda
en su seno las estrellas.”

Pero este lugar es hermoso y sugestivo, de fantasías como las múltiples leyendas que sobre la Laguna Negra se han creado, desde su comunicación con el mar hasta la atracción que una hermosa muchacha ejerce sobre los hombres desde su fondo…
Nosotros pudimos percibir esa tarde algunas sensaciones cuando el cielo se cubrió de amenazantes nubes y el viento agitaba las aguas de la laguna. Era una tormenta cuyos truenos resonaban multiplicándose sobre las paredes de granito, ecos sobrecogedores que nos hicieron abandonar rápido el lugar monte abajo hacia el aparcamiento mientras una lluvia de goterones se precipitaba sobre nosotros.
A.G.S.

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