lunes, septiembre 26, 2011

El Concierto de Hidalgo Bayal


Resulta altamente sorprendente, o tal vez no – su calidad siempre ha estado ahí -, la obra de Gonzalo Hidalgo Bayal, escritor de talla, uno de los mejores de la narrativa actual y  cuya literatura hasta no hace mucho tiempo ha estado varada en las aguas de la marginalidad editorial. He tenido la fortuna de leer la mayor parte de su producción narrativa, así como diversas críticas sobre sus obras. De las más recientes editadas hasta la última que se ha publicado: “Conversación”.
En una composición musical, en una partitura sólo apreciamos lo que contiene cuando los sonidos se hacen presentes en su ejecución. Y admiramos esa obra cuando resulta grata a nuestro oído, a nuestra sensibilidad, a nuestra fascinación, etc  o la rechazamos cuando hace estragos en nuestras neuronas más sensitivas, cuando chirría y produce la más estridente de las denteras sensoriales. Del mismo modo sucede en el ámbito literario; una obra literaria produce una sugestión o un rechazo en los lectores.
Creo que la obra literaria de GHB es en su conjunto un magno concierto siempre inacabado-supongo que GHB va a seguir añadiendo partes al mismo-y que las que ahora lleva - Campo de amapolas blancas; Paradoja del interventor; El espíritu áspero; etc y ahora Conversación- son los movimientos de los que se compone. ¿O tal vez debo pensar también que cada obra es un concierto más o menos largo en el que se suceden los variados movimientos a que, normalmente se somete cada composición?. Debo imaginar que en un principio cada libro de GHB es un proyecto en la mente del autor sujeto a las leyes que el propio escritor fija, algo que no tiene nada que ver con la realidad que luego será; lejos del control de toda norma física o metafísica, sujeta sólo a su imaginación; éste tiene la obra en estado embrionario. Existe cuando el autor utiliza un código en el que se pueda interpretar, leer. Y es en la forma de utilizar los elementos del código donde se produce el prodigio para su consideración como verdadera obra de arte o literaria. En una partitura las notas deben estar en la posición adecuada para producir, luego, cuando el músico las interpreta, esa emoción deleitable. Y esto es lo que pasa con la obra de GHB; que produce en el lector la sensación de estar escuchando un concierto interpretado de una manera genial por la diversidad de instrumentos que en él intervienen. Eso me parece a mí poniendo como ejemplo esta última obra suya “Conversación” en la que a través de sus cinco partes nos va sumiendo de una manera sugerente, in crescendo,  en las vidas de sus personajes; en los pasajes musicales que tan asombrosamente ha construido con el lenguaje.

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