Hace unos días celebramos la jubilación como maestro de un compañero del colegio. Es la segunda que se produce- la primera fue la mía- y no deja uno de emocionarse en este tipo de actos. Una comida presidida-creo- por el compañerismo y la camaradería. Por mi parte diré que intervine saludando con unas palabras de bienvenida a este amigo al mundo del júbilo y alborozo y entre otras cosas destaco la siguiente frase con que le invité a ingresar conmigo en el benemérito cuerpo de maestros jubilados "Porque has de saber, Celestino, como te he dicho, que tú ya pasas conmigo a discreta retaguardia y que está en nuestra voluntad el que, libres de locura y cuerdos ya, armar a los aquí presentes con las fórmulas, bagajes, escudos y armas para que alumbren como fanales el mar de la ignorancia".
Ya somos dos los que ocupamos este sitial que espero se nos haga largo y productivo para poder recibir sucesivamente a los demás amigos que en pocos años se nos irán incorporando.
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