miércoles, octubre 17, 2007

Visita a León



El último día de nuestro viaje lo dedicamos a León , capital. La mañana, como todos los días, era soleada, con una suave temperatura que invitaba al paseo y al turismo. Nuestra primera visita fue a la Catedral que como muchas otras, estaba en obras, preferentemente de limpiezas. En ella destacan los compartimentos o capillas: de Santa Teresa, S. Juan deRegla, del Carmen, de S. Antonio, San Alvito, Sacristía, la sillería del coro, las vidrieras, etc. Las vidrieras son un indudable programa de iconografías del Antiguo y Nuevo Testamento, bastantes veces restauradas aunque fieles, en lo posible, a su diseño originario. Cristales de colores tamizan la luz y hacen que los mensajes iconográficos adquieran una transcendencia propia de la divinidad en un sentido profundo y revelador. El conjunto total visionado, unos mil ochocientos metros cuadrados- hay que destacar tres rosetones de ocho metros de diamétro cada uno- adquiere un carácter completo y cerrado en un espacio de mil colores que le acerca a las pretensiones de los objetivos de la iglesia: la proximidad a Dios.

Otros lugares dignos de ver y visitar: la Basílica románica de San Isidoro, el Panteón de los Reyes y el Monasterio- Hospital de San Marcos, joya del Renacimiento español y perla del plateresco.

Con esto ponemos punto y final al tema de las visitas para emprender el largo camino que nos traerá hasta Plasencia. Pero antes, necesitamos reponer fuerzas y nada mejor que degustar el típico cocido maragato. Y…¿dónde puede hacerse mejor?. Naturalmente en Castrillo de los Polvazares. Allí nos fuimos y de su abundancia damos fe. Saciados y ahítos, paseamos por el típico pueblo medieval reconstruido para después emprender la marcha con el estómago pesado y los recuerdos de de estos días frescos en nuestro pensamiento. El viaje ha merecido la pena. Acaso otra vez tengamos oportunidad de volver nuevamente o sino de visitar otros lugares. FIN

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