Unos amigos estuvimos de "puente" este fin de semana. Nuestra primer visita fue a las Médulas.
El alojamiento, en casa rural. El marco envidiable. Un antiguo
caserón reconstruido y convertido en alojamiento rural confortable nos recibe al caer la tarde cuando ya el sol se había escondido entre las montañas verdes que enmarcan el lugar. Una sinuosa arboleda marca el recorrido de un pequeño arroyuelo que pone un fondo sonoro en un verde prado de los que idealizara Fray Luis,lleno de fresca sombra.
Al día siguiente, cuando las luces del alba comienzan a invadir el lugar, la carretera próxima se puebla de grupos de peregrinos que comienzan la jornada camino de Santiago. Estamos en una de las rutas jacobeas. La mañana es fría hasta que el sol asoma sus rayos que se cuelan entre las ramas de los castaños y van poco a poco esparciendo la luz que ilumina y da calor al día que comienza a desperezarse. Salimos en dirección al paraje de Las Médulas.
Desde el pueblo de Las Médulas parten las rutas-de mayor o menor recorrido- que llevan al corazón de estas montañas, gigantes de barro, horadadas por los romanos e inundadas para obtener oro.
Los restos de estos trabajos de esclavos son impresionantes valles llenos de peladas formaciones de tierra roja y pegadiza en los que crecen bosques de castaños centenarios y que ponen al descubierto las entrañas de los montes con cuevas enormes y galerías. Paisaje que se admira desde los distintos miradores preparados para el turismo.
El alojamiento, en casa rural. El marco envidiable. Un antiguo
Al día siguiente, cuando las luces del alba comienzan a invadir el lugar, la carretera próxima se puebla de grupos de peregrinos que comienzan la jornada camino de Santiago. Estamos en una de las rutas jacobeas. La mañana es fría hasta que el sol asoma sus rayos que se cuelan entre las ramas de los castaños y van poco a poco esparciendo la luz que ilumina y da calor al día que comienza a desperezarse. Salimos en dirección al paraje de Las Médulas.
Desde el pueblo de Las Médulas parten las rutas-de mayor o menor recorrido- que llevan al corazón de estas montañas, gigantes de barro, horadadas por los romanos e inundadas para obtener oro.
Los restos de estos trabajos de esclavos son impresionantes valles llenos de peladas formaciones de tierra roja y pegadiza en los que crecen bosques de castaños centenarios y que ponen al descubierto las entrañas de los montes con cuevas enormes y galerías. Paisaje que se admira desde los distintos miradores preparados para el turismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario