sábado, marzo 17, 2007

De nuevo Monfragüe

La mañana es espléndida. Luce el sol entre una leve maraña y el aire primaveral despierta un gozoso deseo de ocupar todo el espacio y el tiempo, de abarcarlo todo.
El itinerario elegido para este día es el llamado verde, del Cerro Gimio. Ignoro lo del nombre, pero es ideal en estas fechas. Después de casi una hora caminando entre una variada vegetación, veredeando el arroyo que llaman de Malvecino, se asciende en su último tramo de unos quinientos metros, por una pendiente de escasa dificultad, hasta el mirador del Cerro.
El camino atraviesa lugares soleados y de umbría con vegetación propia mediterránea: fresnos, la jara untosa que empieza a descubrir las primeras flores, los primeros puntos de nieve primaverales, la madroñera, el brezo y el tomillo viola, la cornicabra...en un terreno pizarroso y esquivo.
El espectáculo desde el mirador del cerro es edénico. El remansado Tajo recibe a las puertas del Salto del Gitano, que desde esta orilla es distinto, a los arroyos Malvecino y Barbaón, mientras el Castillo de Monfragüe vigila y espejea ensus aguas.
Regreso por el camino de la umbría, distinto al que he llevado, por pendientes de moderada dificultad a Villarreal, cuando el sol va ocupando el cenit y los efectos de sus vaporosos rayos van haciendo mella en el caminante. Un gratificante paseo que sin duda alguna volveré a repetir.

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