No hay pájaros en mis manos
en estos días de invierno.
Te has ido con el otoño
de palomas y de espejos.
Mi huerto es ya monte mudo,
un sueño es de mar lento,
ausencia de luz y mirlos,
sombras negras y silencios
Tus labios queman la piel
aventada de mi cuerpo,
fría de plata y luna,
martirio, cárcel e infierno.
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