viernes, abril 15, 2011

SEMANA SANTA 2011.PLASENCIA

Hoy es Viernes de Dolores, principio y antesala de Semana Santa. La Semana Santa se acerca como brillo de luz, de manera implacable y deslumbrante, de manera destellante como una iluminación. Y su luz brillará en la retina del recuerdo cada primavera como el inicio del camino de las tres vías que marcara San Juan de la Cruz en su obra  y que glosara Carlos Bousoño
Sólo quien se entrega recibe.
Huele, quien renuncia al olfato,
un olor prodigioso. ¡Vive,
misterïoso desacato!

Y así de pronto asciende ya
de las rosas de primavera
fragancias de lo que será
en la cima de lo que era.

 Y el alma, desde ese momento,
puede, en la variedad del mundo,
escuchar la canción del viento
y contemplar el mar profundo

Todo comienza con el Domingo de Ramos, la entrada expectante de un Dios hecho Hombre por el umbral de los corazones de la gente de buena voluntad hasta atravesarlos en siete direcciones-límites recónditos de la hondura- que culminan en otro domingo, el Domingo de Resurrección con sus brazos eternos y extendidos.

En esta semana de abril, a veces lluviosa, otras, soleada o ventosa, las cofradías con sus pasos invaden las calles placentinas. Calles estrechas, plazuelas, sosegados callejones  donde se escucha el silencio se inundan estos días con la sabia de los cofrades circulando por ellos, portando los pesados pasos. Es abril al anochecer y su luz se mezcla con la de los cirios y velas y con los colores de los claveles que siembran las andas de las imágenes procesionales. Son los tres tiempos del Verbo Divino: Pasión, Muerte y Resurrección en imágenes que han dejado por un momento las sombras y silencios de sus templos para echarse a la calle, esas calles y plazas antiguas, hermosas, esas catedrales, esa fachada plateresca, retablo en piedra, que recorta y compite  en el tiempo con los solemnes pasos en noches medievales, ese transitar por ellas hasta inundarlas de luz, luz blanca de Dios.

En Plasencia la Semana Santa es la Unión de Cofradías, unión y comunión de cofrades y entre los cofrades, los costaleros. ¿Qué es ser costalero?¿Qué siente el costalero? Para el costalero no se puede explicar. El costalero es un cirineo del Nazareno, sentir apenas tu cuerpo, sentir el peso del dolor en los hombros encallados y seguir. Si Cristo sufre el peso del madero, el costalero lleva al Cristo y el sudor empaña su frente. El costalero es alegría y dolor bajo las andas de la Virgen de los Dolores, si la Virgen es corazón traspasado por espadas, los costaleros vivifican ese sufrimiento en olor de alcanfor al son de bandadas de notas  musicales; los costaleros, turbado ciempiés enganchado al madero bajo los ojos de vidrio de los santos, arropados en el silencio. Y en el silencio la voz del capataz hace sentir en los costaleros el alivio de la ascensión mientras el sudor perla los surcos de sus sienes y cae como cortina en su pecho, y todo esto mientras una saeta, la cera y el silencio adormecen el aire de la noche santa.

En esta noche espiritual
lloran los cirios, llora el silencio
lloran balcones y esquinas,
llora Plasencia por dentro.

Y el azahar del naranjo

llevado por brisa fina

perfuma el largo camino

de la procesión bendita
.

La tarde del Viernes Santo nos presenta la imagen de Cristo en la Cruz. El inmenso drama de su muerte. Un buen momento para mirar a ese Dios de Luz, antes de la penitencia, de ese penar de los días centrales de la Semana Santa. Y mirar al  Maestro y Nazareno y recrearnos en su vida y en sus enseñanzas. Y vivir de acuerdo con ellas. De todos los dolores y sufrimientos de Dios Hombre, sobresale el de ver sufrir a su Madre, la Virgen sufriendo lo que por Él sufría.  Alcemos nosotros también nuestra mirada de sufrimiento  y pesar a Dios Hombre en el madero de la Cruz.

Al mirarte ahí, quieto, clavado,
negras brumas a mi mente afluyen;
debiera ser yo, y por esto huyen,
el que estuviera por mi pecado.

Tu sangre y sacrificio me ha salvado
y mis penas contigo se diluyen:
en mi cabeza pensamientos fluyen
por todo lo que Tú por mí has cargado.

Quiero ahora aliviar tu sufrimiento
cargando el madero que Tú has llevado
porque siento en mi vida un gran vacío.

Me ofrezco con todo arrepentimiento
pues quiero lavar todo mi pecado.
Tu ayuda me sacará de este hastío. 

El camino es largo y agotador, sucias callejuelas llevan a la cima del monte de la muerte. Cada instante, cada paso que torpemente das, es un acercamiento más al momento supremo. Abandonado a tu suerte, cada palabra que oyes, cada rostro que te mira, cada árbol, cada pájaro, cada afecto de los que presencian tu peregrinar cargado con el madero, es un alivio para tu alma dolorida, un consuelo para tu espíritu.

Desde la negación de los tuyos hasta tu ausencia esperas encontrar respuesta a tu desvelo, a tu entrega a los demás, a tu amor. Sangre y sudor en la falda del monte en la tarde de nieblas y vientos que arrecian presagiando la tormenta, los dominios del silencio. Lo que tiene que ser, será. A veces, el soplo de los malos vientos dura poco y pasa. Pero este que soportas, sabes que no lo hará, no cejará hasta que todo haya terminado, hasta que se cumplan las profecías y hayas dado, a borbotones, la última gota de tu sangre. Por todos.

Sábado Santo, luto y sepulcro, el Salvador ha muerto, el sol declina y se abre la Vigilia Pascual, bendición del fuego nuevo y del agua, lecturas, letanías, profesión de fe y Bautizos. Es la preparación de la Resurrección.  En la calle acaban las procesiones penitenciales. Estamos en tiempo de perdón, de resurrección, de gloria y de alegría. 

Domingo de Resurrección. Termina la Semana Santa, y con esta celebración final del día de la Resurrección se conmemora uno de los pilares de la fe cristiana. Es la Resurrección lo que da especial trascendencia a nuestro cristianismo; no podríamos propagar nuestra fe y perpetuar la obra infinita del Amor de Dios, si Cristo no hubiera resucitado. Las procesiones y demás celebraciones populares de este día tienen un aire más festivo. De Santo Domingo salen  por caminos diferentes los pasos de nuestro Padre Jesús de la Pasión y la Virgen vestidos de blanco para formalizar un encuentro de ambos en la Plaza Mayor después de una hora de recorrido por las calles de la ciudad como colofón de las conmemoraciones; se mezclaran en los pasos capirotes de todos los colores que han desfilado a lo largo de la semana en representación de todas las cofradías…

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