Tenaces en la noche,
los recuerdos viajan aprisa,
se asoman al balcón del alma
y toman posesión de lo inmediato.
hablas, solo, con ellos,
les adulas, preguntas;
aparecen en la extensión del tiempo
y revuelven nuestro valor o miedo.
En tardes amarillas de otoño,
soñamos despiertos con ese tren
que ya no volveremos a coger.
Hojas de un verde extraño
que atenazan el silencio,
la paz de los poetas
© Antogar
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