lunes, marzo 09, 2009

Vistas de la montaña






Vamos a la montaña,
la montaña no viene a nosotros.
La imagen aquí sobrevuela
el horizonte
desde este blanco balcón
en la paz de nuestro tiempo.
Desde aquí vemos los pliegues y arrugas
de la piel de la tierra.
El sol incendia la mirada
y la nieve apaga la sed,
rebota en la blancura,
hiere mis ojos.
Es como un desierto,
quema el rostro y su aridez provoca
la sed del náufrago.
Las manos dibujan puentes
en el infinito,
mientras se aventa la garganta.
¿Será la transfiguración evangélica?

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