miércoles, enero 21, 2009

A propósito

En 1964 el escritor norteamericano Irving Wallace publica un libro titulado EL HOMBRE, cuya reseña es la siguiente:
¿Puede un negro llegar a ser presidente de los Estados Unidos? ¿Es posible que logre superar las infranqueables barreras - intereses monopolísticos, grupos de presión, racismo, indiferencia, inoperancia del sistema electoral americano - que indudablemente encontrará a su paso? E incluso en el caso de que consiga franquear todos estos escollos, ¿podrá llevar adelante su empeño de transformar el país, de convertirlo en una auténtica democracia?. En EL HOMBRE, el lector hallará la respuesta a esa serie de interrogantes. Como consecuencia de un terrible accidente, y según prevén las normas de la actual Constitución norteamericana, Douglass Dilman se convierte en el primer presidente negro de los Estados Unidos. Las repercusiones - públicas y privadas - de esta elección son inmediatas. Dilman, que está en el gobierno pero no tiene el poder, intenta llevar adelante su programa tratando de superar con decisión los problemas nacionales y las crisis internacionales, enfrentándose a la pasividad de ciertos sectores, a la incomprensión de otros y a la abierta hostilidad de sus adversarios.
Combinando hábilmente realidad y ficción, Irving Wallace confirma su lalla de excepcional novelista y logra darnos un diagnóstico crítico y contundente sobre uno de los más graves problemas que tiene planteados la nación norteamericana.
Hoy día esta premonición se ha hecho realidad.

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