domingo, marzo 30, 2008

Instantes

He recorrido el Valle del Jerte en primavera una vez más. Cada año disfruto del espectáculo del cerezo en flor. Suena a tópico ya esto pero es algo que no se puede dejar de hacer en estas fechas.

Duerme el cerezo su invierno mientras en las cumbres del Valle la nieve brilla en su profundo color que reverbera en luz. Vela y arrulla su sueño la danza grácil del agua de arroyos y gargantas que en chorros melodiosos fluye por todos los rincones del valle. Es la espera necesaria para que se produzca el milagro de la floración.

Es el momento de la creación. Ha tomado ya la esencia el cerezo, la luz en la sabia de la sangre. Siente ya que va creciendo la vida en él, la textura, estrella alba, el goce, al límite, explosión pulcra, estallido en blanco. Odiseo comería este loto y permanecería aquí para siempre.

No hay comentarios: