sábado, julio 14, 2007

Soria. La huella de Machado I

SAN SATURIO
He cruzado el Duero por el puente de la carretera de Ágreda. Estoy en el paseo que conduce a San Polo y a la ermita de S. Saturio. El camino unos dos km, bordea el río. Pasado S. Polo, comienza el camino hacia S. Saturio, patrón de la ciudad. En esta dirección, a la derecha el curso del río se hace rumor que asoma entre las ramas de los chopos de la orilla y se mezcla con el sonido de las hojas al viento; a la izquierda se alinean los álamos de la ruta como centinelas erguidos saludando al paso. Frente la ermita edificada sobre una enorme cueva, aguarda a los caminantes para ofrecerles paz y sosiego. Su figura queda empequeñecida ante la altura de la construcción.
Los versos del poeta vienen a la memoria durante el recorrido, el mismo que ya hiciera el autor imnumerables veces. Al llegar al final del paseo, escritos en piedra, saludan a los que llegan al igual que los chopos de las iniciales y fechas.
Para alguien como yo, admirador del poeta, este paseo es un placer para el espíritu. Una extraña sensación, mezcla de recuerdos, melancolías, imaginación, libertades, sueños...se apodera de mí y me subsume en una especie de nube intemporal cuando admiro el paisaje. He hollado y contemplado el camino y entorno por el que se movió Machado solo o en compañía de Leonor. Yo lo hago con Mercedes.
Ha sido gratificante. Si viviese en Soria, éste sería mi entorno privilegiado.

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