El tiempo poético es un proceso que acaba en sí mismo. No podemos ( o debemos volver sobre él) pues ello adulterará su esencia. Es, en palabras de J.R.Jiménez " una eyaculación del espíritu". Cada momento poético es un impulso del tiempo que se vive y es así como perdura en él. Volver para remover los impulsos pretéritos es incurrir en anacronismos.
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