Son graciosas e ingeniosas las excusas de los americanos para no ir o acudir tarde al trabajo, leídas estos días en la prensa. La que más me ha llamado la atención es la de que Dios no le había despertado que argumentó uno. Acaso Dios también influenciado por ellos o harto de su trabajo velando por los mortales, habría descuidado sus obligaciones. O se habría quedado dormido.En verdad, en verdad os digo que esto no lo supera ni Dios. Vale.
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