miércoles, septiembre 21, 2005

La fuerza del amor

Si hiciésemos un recorrido por la historia de la literatura buscando textos relacionados con el amor nos encontraríamos ejemplos maravillosos de la expresión de este sentimiento. Leeríamos asombrosas composiciones que enaltecerían y conmoverían muestro espíritu y nos deleitarían sobremanera. Así se han pronunciado autores como Horacio, Quevedo, Fray Luis, Santa Teresa, San Juan de la Cruz, Cervantes, Pasternak, Juan R. Jiménez, Machado, Lorca, Alberti, Neruda, y un largo etc. Desde el amor antes de la vida, después de la muerte, amor espiritual, sensual, erótico; todas las manifestaciones tienen cabida.
Sin embargo, en el amor, la Biblia nos ofrece, como compendio de todos ellos, la más fascinante aventura amorosa que cualquiera de nosotros pudiera imaginarse con su cónyuge.
En primer lugar el Libro del Génesis nos enseña que la mujer fue creada para que el hombre no estuviera solo y como su compañera de toda la vida y como ser amado. El hombre recibe instrucciones para que se uniera inseparablemente a su mujer dejando todo lo demás, para conocerla íntimamente a través de toda la vida. Es este un proceso diseñado para establecer un amor intenso que lo pudiera todo, entre el hombre y la mujer, entre el esposo y la esposa.
Otros pasajes del Antiguo Testamento y de la literatura bíblica nos presentan y vislumbran el amor romántico, la plena e intensa relación personal entre el esposo y la esposa con todo su deleite. El salmo 45 nos presenta el Cántico de las bodas del rey y el Libro de los Cantares es un modelo para que lo sigan los amantes a la usanza de Dios.
¡Qué hermosa eres, que encantadora
oh, amor mío en tus delicias!
Tu talle semeja a la palmera
Retira de mí tus ojos
Porque me arrebatan

Mi amor es ágil cervatillo
Mira por las ventanas
Y espía por las celosías
Mirra es mi amor para ti

El Libro de los Proverbios nos invita al compromiso de una aventura amorosa que dure toda la vida, un compromiso con nuestro cónyuge en el que se discuten de una manera directa y práctica los problemas de la vida diaria con los consejos que provienen de la sabiduría del Creador. “ sea bendito tu manantial y alégrate con la mujer de tu juventud como compañera amada y graciosa gacela” La esposa es en estos textos un pozo, una cisterna, un manantial que brota para el esposo y cuyas aguas satisfacen con plenitud.
Vemos en estos pasajes bíblicos que en el matrimonio tenemos que expresar todo el amor desinteresado con sus atributos físicos, emocionales, espirituales de nuestro ser para satisfacer plenamente a nuestro cónyuge.
Dios diseñó al matrimonio para que sirviera de descripción de la relación maravillosa y eterna que existe entre Jesucristo y su esposa, la iglesia.Es un hecho emocionante que cuando se entra en el matrimonio diseñado por Dios - el amor de uno para el otro- refleja el amor de Cristo como un espejo para que todos se miren.
Así tenemos aquí la aventura amorosa establecida por Dios para el matrimonio: un intercambio absorbente de mente, cuerpo, espíritu y emociones que continúe creciendo durante toda la vida. Somos soberanos para decidir, tenemos la libertad para tomar este camino o no . Si lo hacemos conforme a los métodos bíblicos experimentaremos las bendiciones de estar esencial y totalmente enamorados.

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